de todo lo que queda de mi,
y mi alma descarnada
vagase libre por la noche
haciéndose una en el viento
y en búsqueda de calor
se adentre en la braza de algún cigarrillo
fundiéndose en el pecho
de algún caminante nocturno,
o en el piso cosumiendose
lentamente como las estrellas,
y a ellas es a quien invoco su protección
cuando toda la fragilidad de mi ser
empiece a apagarse.
Pero quizás hoy no pueda
despojarme de este ultimo disfraz
y mi alma seguirá presa
de tanta humanidad.